Apreta los puños, intentando que ella no lo vea. Mira por decima vez para atrás y sonrie forzadamente. En su cabeza resuena su nombre pronunciado tantas veces por ella, con esa voz dulce que camela hasta al ser mas inumano del planeta. Ve como Patricia se despide de él, como nunca hubiera imaginado que lo haria. En ese momento, desearia tener poderes. Parar el tiempo. Eso. Parar el tiempo, para siempre. Y poder contemplarla, observarla…Mirar sus labios, poder abrazarla y sentir esa magia que se respiraba en el aire. Pero desgraciadamente, no tenemos poderes. La vida se vive tal y como toca. Cuando toca llorar, se llora. Cuando toca reir, se rie. Cuando toca reir y llorar al mismo tiempo, se rie y se llora al mismo tiempo....
Patricia mira a Diego. Ve como aprieta los puños y se queda pensativo. Quizas en los recuerdos, o tal vez en lo que va a ser tener como amiga a su amor. Quien sabe. Pero el destino es lo que tiene. Es caprichoso, hasta impredecible en la mayoría de casos. Un día puedes estar bien y 364 mal. Pero ya saben lo que dicen, que no hay mal que por bien no venga. Y lo siento por Diego, pero es que Oscar es parte de mi. De lo que soy, de lo que significo, por lo que realmente sigo aquí. Subo la cabeza y me levanto del banco. Diego ya no esta. Rodeo el banco, tocando el respaldo con el dedo. Doy una vuelta, casi en el aire. Me doy la vuelta y ando hacia mi casa. Giro la llave y la puerta se abre. No hay nadie en mi casa. Mejor. Tiro la chaqueta al sofá y me tumbo. De repente, el móvil empieza a vibrar. Un sms. Es de Oscar... mi corazón se acelera, como la primera vez que recibí un sms suyo. Aquella sonrisa olvidada en lomas profundo del cajón, esas ganas de saltar, de gritar y de volver a coger todos los sentimientos a lo largo de tu vida y atarlos para que no se vayan nunca. El sms dice:
-Necesito verte. Aclarar todo. Hoy a las 19.00 en la plaza.
Como un nuevo día, la sonrisa aparece en mi cara. Doy un pequeño salto, como la primera vez que nos conocimos. La primera vez que mi móvil recibio un sms suyo, la primera vez que sentí que de verdad eso era amor...Le respondo a su mensaje:
-Vale. Allí estaré.
Le da a enviar y se tira otra vez al sofá. Mira el reloj. Las 18:45. Se muerde un poco el labio, por no saber que hacer. Se levanta. Se sienta. Se tumba. Patalea un poco y estalla de la risa. Esta histérica. Como una niña pequeña cuando le regalan un juguete. Definitivamente, se levanta. Corre hacia su habitación y saca un vestido azul oscuro, de tirantes. Una chaqueta blanca y unas bailarinas. Se peina el pelo y se hace una coleta alta, que deja caer su melena castaña. Se va corriendo hacia la puerta, coge la llave y cierra. Baja las escaleras, casi volando. Saca el móvil del bolso y pone la música. Necesita distraerse un poco hasta las siete. Más le vale no desmayarse antes.
Calles atrás, a él le pasa lo mismo, o incluso peor. Se come las uñas mientras que cierra la puerta de su casa. Por fin, por fin las cosas se van a aclarar...O al menos se intentara...
Él también se pone la música y corre hacia la plaza. Ya no por llegar pronto, sino por las ganas de volver a abrazarla. Los dos corazones laten al mismo tiempo, rápidos como el viento que les despeina. Rápidos, como sus pies que corren hacia su destino. Veloces como los sentimientos encontrados por todas partes, hasta en los deditos de los pies. Sentimientos que se reeencuetran en los corazones de las dos personas mas separadas por el destino que nunca. Sentimientos tan profundos que no desaparecen. Nunca. No. Nunca. No se van, se quedan ahí en ese fondo tan fondo que no se del corazón, ese fondo en el que guardamos los sentimientos que apartamos de nuestra vida para más tarde volver a cogerlos. Pero hoy...hoy es el día de sacarlos de una vez.
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Hola! Siento muchísimo que el capitulo sea tan corto y la verdad, no es de los mejores que he escrito, pero no me da tiempo! Intentare publicar otro pronto! Un besito :D
PD: Felicidades Madridistas! ;)
